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Abigail Campos

Un origen de los hombres lobo

Todos conocemos a Zeus, la cabeza de las divinidades griegas quien gobierna el mundo, impone el orden y garantiza la justicia. En esencia protege como padre a dioses y humanos, planea y observa lo que pasará en la tierra, de él reciben su poder los reyes, pero, de lo que aquí tocaremos, su justicia llegaba a corto o largo plazo, en este caso casi de inmediato.

Licaón era el primer gobernador de la Arcadia que infundía el terror, fundó un culto pagano donde cometían atrocidades en ceremonias en nombre de los dioses del Olimpo. Para el culto, la mejor ofrenda para Zeus era un asesinato. Cuando Zeus se enteró de las atrocidades de Licaón convocó una reunión con los demás dioses, para eliminar lo malo y no manchara lo bueno, por lo cual decidió ir contra Licaón, porque con sus actos lo desafiaba. De principio, el dios pensó que todo era falso, así que bajó en forma humana, llegó de noche a donde estaba el gobernante, cuando el pueblo se dio cuenta de su presencia comenzaron a suplicar, pero Licaón se burló de ellos y se propuso comprobar si el recién llegado era de verdad un dios. Mandó traer a un rehén, le cortaron la garganta y lo desmembraron para obtener varias piezas, unas las metieron en agua para ablandarlas, otras las tostaron en fuego; luego las sirvieron en un banquete que le dieron al recién llegado, pero Zeus de inmediato reconoció el engaño, entonces:


Aterrado él huye y alcanzando los silencios del campo

aúlla y en vano hablar intenta; de sí mismo

recaba su boca la rabia, y el deseo de su acostumbrada matanza

usa contra los ganados, y ahora también en la sangre se goza.

En vellos se vuelven sus ropas, en patas sus brazos:

Se hace lobo y conserva las huellas de su vieja forma.

La canicie la misma es, la misma la violencia de su rostro,

Los mismos ojos lucen, la misma de la fiereza la imagen es.[1]


Ese sería el castigo para todos los que cometieran crímenes similares. Todos se enteraron de ello, pues el relato llegó a todos lados.

Esta es una forma distinta de ver a Zeus y sus actos en la tierra, pues lo principal que se conoce de él son sus tratos sexuales con diosas o bellas mortales, principalmente princesas y reinas, las cuales suelen terminar mal; además de que nos da un origen, aunque corto, de uno de los monstruos más representativos de la cultura: el hombre lobo.

Bibliografía

Bescós, Begoña, “El secreto de los mitos y leyendas de terror”, Consultado en https://www.forbes.com.mx/forbes-life/el-secreto-detras-de-los-mitos-y-leyendas/

García Gual, Carlos, Historia mínima de la mitología. México, El Colegio de México, 2016.



[1] Ovidio Metamorfosis verso 232-239

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