Durante el siglo XIX la muerte estuvo muy presente en la vida de las personas, una de sus formas era el miedo a ser enterrados vivos, pero no era el único, no tardaron en tener uno nuevo: el robo de cadáveres para el estudio médico. Esta práctica estaba extendida en países anglosajones, principalmente, durante los siglos XVII al XIX, pues con el tiempo fue necesario entender más el cuerpo para poder curarlo.
El primero en actuar sobre está necesidad fue Claudio Galeno que en la Roma imperial siendo cirujano de gladiadores pudo examinar el interior de sus cuerpos por las heridas, llegando a diseccionar monos por considerarlos lo más cercanos a los humanos.
Posteriormente, debido al desconocimiento se cometieron errores y asumieron datos incorrectos, lo cual cambió cuando Andrés Vesalio en el siglo XVI diseccionó cadáveres robados en cementerios parisinos que dieron como resultado su libro De humani corporis fabrica, en donde publicó varias ilustraciones anatómicas muy detalladas, volviéndose un gran defensor del estudio de la anatomía y crítico de los que no lo hacían con cadáveres. Hasta Leonardo da Vinci se enfrentó al estigma sobre este tipo de aprendizajes.
Por ello se consideró necesario la disección, el problema venía de la poca cantidad de cuerpos frescos, pues las leyes en muchos países sólo daban los de criminales cuya sentencia fuera la disección, los que no se reclamaban, de suicidas o recién nacidos muertos en el parto; aparte estaban las creencias religiosas que imposibilitaron la donación voluntaria. Eran aún menos cuando se abrieron las escuelas de anatomía durante el siglo XVIII en Inglaterra y Escocia.
La situación comenzó a cambiar cuando los militares valoraron la atención médica para sus soldados junto a iniciativas privadas, llevaron a abrir más escuelas de medicina que se relacionarán a hospitales. También embalsamar se encontró como un método más rentable ante la carencia de cuerpos frescos, pero no fue tan popular hasta 1861. Otra forma era aprovechar las cirugías para experimentar, siendo la sanación algo secundario, lo cual llevó a los primeros juicios por negligencia médica.
Profanar una tumba puede ir desde el robo de los objetos del cadáver hasta robar el cuerpo en sí mismo. Primero fue considerado únicamente delito el robo de las pertenencias, aunque no lo era llevarse el cuerpo, por ello no dudaron en realizarlo estudiantes, incluso alentados por profesores o escuelas, pues en Escocia así podían pagar la matrícula, solamente dejaban las pertenencias. Otra forma era pagar los gastos de un reo para obtener su cuerpo tras su ejecución. Pero fue mejor pagar para que otros se los dieran, lo cual lo volvió un negocio lucrativo que podía emplear a muchas personas a tiempo completo durante un curso académico, como sucedió en 1828, cuando la Cámara de los Comunes tuvo sesiones sobre una banda de 6 personas que desenterró a 312 cadáveres ese año. Para ese momento la profanación de tumbas era un delito menor castigado con una multa o cárcel, aunque era más ilegal la disección.
Para satisfacer la demanda surgieron los “resurreccionistas”, quienes se pusieron ese nombre por desenterrar a los cadáveres. Fueron famosos en la Europa del siglo XIX, ligados a las crecientes facultades de medicina, fueron grupos que aprovecharon la necesidad de los estudiantes de medicina, volviendo esto un negocio muy redituable, sobre todo por la escasez de cuerpos para estudiarlos, pues preferían tener uno individualmente. Pero no sólo vendieron cuerpos humanos, sino también restos de animales tanto domésticos como de granja, demostrando que la anatomía causaba gran interés para los científicos. Por otro lado, los compradores iban desde estudiantes, profesores hasta cirujanos, y estos tenían contacto con resurreccionistas, por lo cual cuando se enteraban de algún fallecimiento mandaban a su cuadrilla, incluso podían pedir el desentierro de cadáveres específicos que tuvieron ciertas dolencias o peculiaridades anatómicas.
La práctica de saquear se popularizó porque era muy distinto ver una disección que realizarla, al final la práctica se consideraba un mal necesario, llegando a existir equipos especializados en un mismo método. Localizan el cadáver mediante una red de informantes, principalmente mujeres pagadas que se infiltraban en los funerales con el papel de una amiga y así informar de contratiempos.
La mayoría de los resurreccionistas antes fueron enterradores o ayudantes en salas de disección, formaron sus bandas y todos tenían dos métodos de excavación: la primera, se cavaba en la parte de arriba del ataúd para abrirlo de ahí y sacar el cadáver con una cuerda o gancho, posteriormente devolvían los objetos e intentaban arreglar la tumba; el segundo, era más complicado al cavar un túnel a varios metros de distancia del ataúd para luego llegar a él y sacar así el cadáver. Llegó a ser tan común que en la Nueva Inglaterra del siglo XIX hubo varios grupos de estudiantes robando cadáveres en la misma noche y lugar. También robaban en morgues, hospitales, prisiones hasta viviendas privadas.
Por otro lado, en Estados Unidos sucedió con mucha frecuencia entre 1750 a 1788, donde hay dos versiones de como terminó, la primera fue por un chiste de un estudiante de medicina, pues mientras practicaba una autopsia bromeó con que el cadáver fuera la madre de alguien, el conserje lo escuchó y se lo tomó personal porque hubo una profanación a la tumba de su madre. Después. Este se lo contó a su padre y se corrió el rumor, con lo cual una horda de ciudadanos llegó al lugar de las prácticas que rápidamente quisieron linchar a los doctores dentro, siguieron con el caos hasta que la milicia llegó al día siguiente. Posteriormente, las autoridades de Nueva York dictaron una ley para usar los cuerpos de criminales ahorcados para la investigación médica, pero se siguió profanando hasta el siglo XIX.
La segunda versión fue que ocurrió cuando los vecinos cercanos a Harvard empezaron a hacer patrullaje debido a las sospechas, entonces los resurreccionistas se movieron a Nueva York. Donde, en 1788 unos niños afroamericanos jugaban cerca de una sala de disección donde practicaban con una mujer negra, la cual resulto ser la madre de uno de los menores. De lo único que se tiene certeza es que el rumor se esparció rápidamente en los barrios bajos hasta que sacó está verdad a la luz, pues parece ser que la Universidad de Columbia usó dos cementerios exclusivos para negros. Hubo disturbios donde se apedreó el hospital y la milicia no intervino por empatía con los manifestantes.
Al principio solamente ese practicaba en reos, esclavos y pobres, pero con el paso del tiempo podía ser cualquiera y por ello, ante la continuidad de la práctica, eran enterrados en ataúdes reforzados con metal y hormigón, sus familiares vigilaban las tumbas un tiempo para evitar la profanación, se ocultaron pistolas que se accionaba al abrir el ataúd, dejaban por escrito ser enterrados bajo roca sólida, pero los más ricos pudieron construir en algunas iglesias las "casas de muertos" donde guardaban los cuerpos con llave hasta que se descomponían lo suficiente como para ya no servir al negocio.
Ante estás prevenciones comenzaron a matar a mendigos, prostitutas y vagabundos, lo cual lentamente los llevó a su final, sobre todo en Reino Unido con William Burke y William Hare, los más famosos. Hare y Burke actuaron entre 1827 y 1828, primero robaron osamentas, para luego pasar a asesinar atrayendo a sus víctimas a una cabaña en West Port Street donde los embriagaban para luego asfixiarlos, al volverse codiciosos también descuidados, pues una pareja los vio en su último crimen, ocasionando su captura y posterior detención.
Según ellos todo comenzó cuando le vendieron a Robert Knox, uno de los más famosos anatomistas de la ciudad, un cadáver que encontraron en la posada del primero pues este tenía muchas deudas, les pagaron 7 libras con 10 chelines, así comenzaron una carrera de asesinatos con los cuales proveían a Knox de cadáveres frescos con regularidad, llegando a cometer 16 asesinatos en un solo año, no hicieron distinción por género, edad u oficio. Los detuvieron en 1829 y delataron al doctor, quien fue detenido cuando aún tenía a su última víctima sobre la mesa de disección. Hare decidió testificar contra su compañero para no caer en la pena de muerte, Burke fue sentenciado a la horca y su cuerpo diseccionado públicamente según dictaminaba la ley. Actualmente su esqueleto se expone en el Museo Anatómico de la Escuela de Medicina de Edimburgo. Mientras que el doctor Knox fue absuelto al no saber de dónde provenían los cadáveres, pero su reputación quedó arruinada. Esto provocó gran indignación pues el público aseguraba que los médicos debían saber de dónde provenían los cadáveres frescos nunca enterrados.
Las repercusiones fueron tan grandes que la revista The Lancet atacó al gobierno por provocar esos delitos por las malas condiciones de las escuelas de Anatomía. En respuesta, en 1832 El Parlamento aprobó la Ley de Anatomía que obligaba a anatomista a tener una licencia para ejercer, crear un sistema de inspección de escuelas y se prohibió vender cadáveres y aprobaba que los cuerpos de indigentes fueran para la disección. Una disposición basada en los muchos pobres que morían en hospitales y asilos volviendo obsoletos a los resurreccionistas.
Muchos de los cadáveres contaban con una o varias amputaciones, lo cual se cree fue para entrenar a los jóvenes en cirugías y minimizar los errores en un humano vivo, además se les volvió a sepultar cerca de asilos de trabajo, prisiones o escuelas de medicina o anatomía privadas. Estos actos, cuestionables moralmente por el saqueo y totalmente condenables y criminal el homicidio, ayudaron al progreso de la medicina, pues con las disecciones ilegales los estudiantes y profesionales comprendieron mejor el cuerpo humano, siendo esta la clave en las investigaciones científicas para su momento, pues debido a sus descubrimientos se cimentó el conocimiento actual de la función de los órganos y anatomía humana. Todo esto es parte de la historia de la medicina y del crecimiento del estudio de la anatomía.
Referencias:
Alcalde, Jorge. "¿Qué fue la revolución de “los resurreccionistas”?”, La Razón 20 de agosto del 2018. https://www.larazon.es/lifestyle/la-razon-del-verano/que-fue-la-revolucion-de-los-resurreccionistas-Jl196675927
Fischer, Andrea. "Los resurreccionistas: la historia de los ladrones de cuerpos que ayudaron al avance de la medicina", Muy Interesante. 19 de diciembre del 2020. https://www.muyinteresante.com.mx/historia/3174.html
Nuño, Ada. "Resurreccionistas: cuando robar cadáveres se puso de moda", El Confidencial. 20 de noviembre del 2022. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-11-20/resurrecionistas-robar.cuerpos-moda-medicina_3524598/
O'Connell, Ronan. "Espeluznante recorrido por Edimburgo siguiendo los pasos de sus dos famosos ladrones de cadáveres". National Geographic. 23 de octubre del 2023. https://www.nationalgeographic.es/viaje-y-aventuras/2023/10/espelunante-recorrido-por-edimburgo-siguiendo-los-pasos-de-sus-dos-famosos-ladrones-de-cadaveres
Rámila, Janire."El negocio de los ladrones de cadáveres", Muy Interesante. 08 de agosto del 2023. https://www.muyinteresante.com.mx/sociedad/38262.html
Vilaltella Ortiz, Xavier. "Ladrones de cadáveres: cuando los muertos desaparecían de sus tumbas", La Vanguardia. 12 de agosto del 2022. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/mas-historias/20220812/8439000/ladrones-cadaveres-muertos-desaparecian-tumbas-pmv.html
Walker Vadillo, Mónica. "Resurreccionistas, el negocio de robar cadáveres", National Geographic. 22 de diciembre del 2021. https://historia.nationalgeographic.com.es/edicion-impresa/articulos/resurreccionistas-negocio-robar-cadaveres_17428
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