15 de Marzo del año ////
Mi bellísima Romina:
Quisiera empezar disculpándome por no despedirme de ti. Mi corazón se oprime al recordar que no pude apreciar tu sonrisa y escuchar tu risa, pero la oportunidad y la idea se dio tan rápido que pensé se iría de la misma manera, así que actué con el impulso. Sé que los motivos por los que decidí irme te pueden ser extraños, a lo mejor no, porque si hay alguien en este mundo que puede descifrar lo que pienso, eres tú. Has sido mi mejor amiga por años y nadie me conoce ni me ha escuchado como tú.
Quiero explicarte mis motivos y mi sentir. Todo ha sido tan diferente, no siempre es un cambio cómodo, agradable o emocionante, hay muchas cosas que me han asustado; pero estando sentada en esta silla que al menor movimiento rechina de una manera horrible, la ventana oxidada que da hacia una callejuela de grises ladrillos, con el agradable aroma de mi té haciendo batalla con el olor húmedo de la calle, esperando a que sea hora de abordar un tren, estoy tratando de recordar todo lo que ha sucedido y, Romina, jamás me sentí tan motivada a vivir.
Desde que mamá me enseñó a leer, siempre fueron relatos, historias y palabras que me emocionaban y me transportaban a mundos maravillosos, y por un tiempo fue suficiente para mí, pero conforme fui leyendo más, un vacío en cada letra empezó a formarse; me vi identificada en muchas de estas anécdotas, en otras obtuve motivación a lo que quería llegar a ser y en muchas más me sentí inconforme, pero todo era por meros fragmentos, pequeños resplandores que se apagan al mínimo lapso; narraban supuestas realidades que a todas nos debería ser comunes, pero jamás me vi reflejada, ni representada en ellas. Era como si hablaran de mí, individuo femenino, pero en realidad no era yo, era solo una silueta vacía, ficticia, que ondeaba bajo una idea de lo que debía ser, sentir, opinar y creer. Las historias importantes por recordar eran propias de muchachos intrépidos y gallardas figuras que se embarcaban en las más peligrosas, difíciles y emocionantes aventuras. De tener intelecto, perspicacia, inteligencia o valentía, eran cualidades a las que no podía acceder, me hacían sentir que no existían fuera de ellos. Si de amor es de lo que se habla, amar a un hombre parecía el único camino; podemos expresar amor y devoción de una y mil distintas maneras, pero nos quieren destinadas a entregar nuestra alma a un solo ser. Si mi alma ha de ser de alguien, ha de ser tuya, Romina, porque nadie más me ha amado de manera desinteresada y bella. ¿Acaso estaremos siempre destinadas a existir bajo los ideales de alguien más?, ¿acaso no somos muchísimo más que eso?
Solías decirme que debería convertirme en escritora porque creaba las más bonitas, terroríficas, graciosas, incoherentes y dolorosas historias. Y la verdad es que, por un tiempo, yo solo podía imaginar a partir de la visión de alguien más, tenía los sueños que me decían que debía tener, aprendía las cosas que me eran permitidas para convertirme en lo que consideran que es una gran mujer, y en el camino perdí lo que anhelaba ser. No aseguro que me encontré, pero en estos momentos, en camino he de ir.
En este viaje solo esperaba vivir y experimentar mucho, conocer el mundo, pero me di cuenta que también quiero escribir mucho; quiero convertirme en lo que tú alguna vez viste en mí, por mi propia experiencia y a través de mis propios ojos. En este mundo en donde somos solo ajenas, incluso de nosotras mismas, yo estoy cansada de no pertenecerme.
Quiero poder escribir desde mi perspectiva, hablar de mis sentimientos, mis dolencias, mis miedos, anhelos, y hasta mis equivocaciones. No deseo verme representada, juzgada y limitada bajo las ideas de alguien más, alguien que no vive lo mismo que yo. Quiero ser mía.
Anhelo crear más historias en las que la figura principal sea como yo, que representemos lo mismo y nos identifiquemos en nuestras vivencias sin que se hable de lo hipotético y de lo que por sociedad debe ser, sino de lo que por elección deseo ser. Alguien que pueda reconocer en mi piel porque de alguna manera recorrimos lo mismo, que llene ese vacío que las palabras dejaron en mí constatando que soy mucho más de lo que se me ha dictado.
Quiero vivir y escribir sobre ello en un intento de sentirme menos sola y apabullada por la gente, hacerle saber a alguien más que no está sola, que lo que siente es normal y está bien.
Y yo insisto, quiero poder escribirme a mí misma, representarme a mí misma y que no se me juzgue por querer vivir de la manera en la que yo quiera, porque hacerlo no es malo, ni mucho menos egoísta.
Deseo escribir y nunca dejar de hacerlo. Quiero existir en mis letras, a mi manera y bajo mis propias ideas. Porque soy inteligente, ingeniosa, creativa, fuerte, valiente y suficiente. Soy más de lo que me han hecho creer y tal vez me puedo sentir un poco molesta con la vida porque me tomó hasta ahora para darme cuenta de ello, pero ahora que lo hago, no me detendré. Mi querida amiga, he aquí entonces mis motivos y mi sentir.
Ten por seguro que te escribiré todas las cartas necesarias contándote lo que he vivido para que sepas de mí y todas estas palabras queden impregnadas de mi existencia y la manera en que decidí existir. Espero de alguna manera se asemejen a las historias que solía decir.
¡No temas por mí, Romina querida, me fui a escribir el mundo!
Con todo el amor de mi alma y corazón,
A.
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