Reseña de La improbable teoría de Ana y Zak – Brian Katcher
- Lilian Luna
- hace 7 días
- 4 Min. de lectura

Siempre he creído que los libros —o las historias en general— llegan a nuestras vidas en el momento justo, cuando más los necesitamos o cuando tienen algo importante que enseñarnos. A veces creemos que estamos eligiendo una lectura ligera para distraernos, sin imaginar que puede tocarnos fibras profundas o hacernos reflexionar sobre momentos personales. Eso fue exactamente lo que me pasó con La improbable teoría de Ana y Zak, una novela juvenil que llegó a mí en un momento en el que necesitaba recordar varias de las lecciones que esconde entre sus páginas.
A primera vista, este libro puede parecer una comedia juvenil sencilla: dos adolescentes que no tienen nada en común se ven obligados a pasar tiempo juntos durante una noche en una convención de ciencia ficción y fantasía. Pero esa apariencia superficial es justo lo que el libro se encarga de desmentir desde el principio, porque en realidad está lleno de enseñanzas valiosas que se desarrollan a lo largo de una aventura tan inesperada como entrañable.
Algo que me pareció muy valioso de esta historia es cómo juega con el contraste entre sus dos protagonistas. Ana es la chica perfecta: seria, disciplinada, responsable, centrada en su familia y en sus deberes escolares. Zak, en cambio, es el clásico “chico relajado”, amante de los videojuegos, los cómics y las convenciones geek, alguien que vive aparentemente sin reglas. La probabilidad de que se entiendan parece nula, y sin embargo, poco a poco descubren que detrás de esas primeras impresiones hay mucho más. Esto me hizo pensar en lo importante que es no juzgar a las personas por su portada. La vida real está llena de casos así: de personas que parecen no tener nada que ver contigo, pero que resultan ser mucho más afines a ti de lo que podrías imaginar.
Personalmente, esta parte me hizo recordar una etapa difícil en mi vida, en la que mis amigas más cercanas me dejaron de lado por personas que acababan de conocer. Fue doloroso sentirme desplazada, pero al mismo tiempo fue revelador porque quienes me acogieron en ese momento fueron justo aquellas personas a las que otros solían llamar “raras”. Ellas me hicieron sentir vista, valorada y acompañada. Me hicieron sentir parte de algo auténtico, tal como le sucede a Ana cuando comienza a mirar a Zak con otros ojos y a descubrir que en ese mundo “friki” también hay lugar para ella.
Otro de los temas que me tocó profundamente fue el miedo a romper con las expectativas que los demás tienen sobre nosotros. El libro refleja muy bien cómo los adolescentes —y no solo ellos, también muchos adultos— cargamos con una presión constante por no fallar, por cumplir con lo que se espera de nosotros, por mantener una imagen que quizás no siempre nos representa del todo. Ana vive bajo la sombra de su hermana mayor, quien rompió las reglas familiares y decepcionó a sus padres, por lo que ahora sobre Ana recae la responsabilidad de ser “la correcta”, “la intachable”, “la hija que no se equivoca”. A lo largo del libro, ella se enfrenta a ese peso y también a su propio deseo de hacer las cosas de una manera distinta. Zak, aunque se muestra despreocupado, también busca su lugar y enfrenta sus propias inseguridades. Ambos, desde sus distintas vivencias, comparten esa necesidad de liberarse de los roles que les han impuesto.
Y eso me lleva a otro mensaje clave que encontré en la historia: a veces, solo cuando nos permitimos salir de lo conocido, cuando nos atrevemos a hacer cosas nuevas y a convivir con personas distintas, es cuando realmente nos encontramos a nosotros mismos. Para Ana, una noche en una convención geek parecía algo absurdo; para Zak, estar con una chica como Ana era impensable. Y sin embargo, es esa noche caótica e inesperada la que les permite a ambos reconectarse con lo que verdaderamente desean y necesitan. Eso me recordó lo importante que es darnos permiso de vivir cosas diferentes, de salir del molde, de decir y hacer lo que queremos aunque nos dé miedo. Porque solo así podemos crecer, y a veces solo así podemos sanar.
La historia, aunque ocurre en el lapso de unas pocas horas, logra transmitir emociones reales. Combina humor con ternura, momentos de tensión con otros de auténtica conexión emocional. Además, es una lectura muy ágil, ideal para quienes buscan una novela corta que no solo entretenga, sino que también deje una marca.
En conclusión, La improbable teoría de Ana y Zak es mucho más que una historia adolescente con tintes románticos. Es una invitación a abrir la mente y el corazón, a dejar de lado los prejuicios, a cuestionar las expectativas impuestas y a atreverse a vivir. Es de esos libros que llegan en el momento justo, y que aunque puedas leer en un solo día, te siguen acompañando por mucho tiempo después. A mí me recordó cosas importantes sobre la amistad, la identidad y el valor de lo inesperado. Y por eso, sé que no lo voy a olvidar.
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