Aquella noche me sentía totalmente desganada. Mis pensamientos no dejaban de resonar en mi cabeza. Me mantenían con la respiración agitada, y veía cómo el cuarto cada vez se hacía más pequeño, dejándome sin respiración. Las palabras que había escuchado sólo hacían huecos en mi memoria, me rasgaba y hacía que me ardiera el pecho.
—Bueno, entonces ¿así quieres dejar las cosas?
—Yo no voy a hablar de esos temas. Ya te dije.
—Pues claro que no, porque no te conviene recordar.
—¿Por qué te encanta discutir y discutir una y otra vez lo mismo? Ya te dije, yo no voy a hablar de eso ya.
—Bueno, entonces sí quieres dejar así las cosas.
“Sé que no soy el mejor novio, el mejor acompañante, la mejor persona que te pudo haber tocado en esta vida, pero sólo una cosa sé, que me encanta tu compañía a pesar de que mi silencio no es del todo mejor… Me encantan tus caricias. Esas que recorren toda mi piel, esas que hacen que me calme después de todo mi tormento, me encanta cuando me hablas dulcemente y en ese tono de voz de una tierna niña que sólo quiere ser amada”
—La verdad en el trabajo me fue mal… bueno… no me fue mal, es sólo que… no sé, sólo quizá no fue un buen día —mencionó él cabizbajo.
—Pero, amor… ¿Por qué lo dices?, si quieres cuéntame, aquí estoy, mi bebé.
—No, no es importante, si quieres así está bien.
—Ay… ándale, bebé, cuéntame, anane, amorcito, ¿chi? —comentó ella con tono de niña chiquita. Le hace ojitos y lo abraza fuerte.
“Me encanta cuando me das esos abrazos y esos besos tan llenos de amor que me hacen sentir tan amado y tan querido, me encanta cuando compartimos todas nuestras locuras, cuando compartimos los mismos gustos en esta vida tan pequeña, me encanta que tengamos esos mismos pensamientos, me encanta que nos gusten los mismos lugares, que nos encante la naturaleza, las cosas simples, las cosas que el dinero no puede comprar, todas esas cosas que podemos hacer sin necesidad de alguien más, me encanta todo de ti, me encanta que te esfuerces en darme todo sin nada a cambio, me encanta que te guste cuando te hago de comer a pesar de no ser algo tan espléndido…”
—Ey… ey… Ya despierta, amor —mencionó él con voz serena mientras la movía.
—Mmmm… ¿Mande, amor? Hoy no, por favor, de verdad ni hambre tengo. Me quiero quedar aquí en la camita —respondió ella con voz somnolienta.
—No, no, no, no… Anda. Ya párate. Te hice de cenar huevito. Más noche haré también el lonche. Ándale, ya ven, bebé.
“Me encanta hacerte ese arroz que tanto te gusta, me encanta hacerte sentir única, me encanta consentirte en todo lo que está a mi alcance, me encanta que tomes de mi mano, me encanta ir cantando a tu lado en el carro, me encanta que me acompañes en cada partido, me encanta que me grites…
—¡BIEN, AMOR!, WU… Eres el mejor. ¡Te amo!
—Estuvo bien padre el gol de tu novio.
—La verdad sí, siempre es el mejor.
“me encanta que con el simple hecho que estes conmigo seas ese latido que mantiene vivo este corazón de amor, tú le has dado sentido a mi vida, tú me haces sentir el hombre más guapo de este universo, tú me haces abrir los ojos ante la realidad, tú me haces sentir joven nuevamente, tú eres esa persona que en otra vida y en esta siempre voy a querer, porque tú eres esa persona tan especial y única en este universo que me hace sentir amado y solo tú eres la persona con la que quiero estar”.
Tenía ganas de expresarte todo lo que siento, todo lo que tengo de amor para ti, amorcito bello de mi alma, sólo quiero hacerte sentir la mujer más amada en este universo, perdón por todo el daño que te hago a veces, pero mi intención no es esa, bebé. Solo quiero decirte que te amo y siempre lo voy a hacer porque eres mi única persona que me hace sentir especial en esta vida, gracias por estar conmigo en cada momento y también con los peques, simplemente gracias por todo lo que haces por nosotros y verás que vamos a estar mejor.
Me di un tiempo para escribirte estas palabras, que al menos yo trato de pensar que es algo de poesía o amor o algo así. Solo quería expresarte todo mi amor, bebé.
Recuerda que…
—Amor, eres la mejor. Mira todo lo que haces y cómo puedes con todo.
—No, amor. Ya no puedo. De verdad a veces siento que ya no puedo con nada… y vuelven esos pensamientos que me agotan cada día —mencionó entre lágrimas y voz quebrada.
—Yo entiendo, amor, pero tú sí puedes y si no puedes, siempre tendrás todo mi apoyo, bebé. No te hagas menos por nadie, porque tú eres mucho, mira… Mira hasta dónde has llegado y vas a llegar más lejos, porque tú tienes una forma de trabajar muy bien. Eres excelentemente organizada, eficaz e inteligente en todo, bebé.
“Solo recuerda que te amo y eres la persona que quiero conmigo siempre.”
—¿Quieres bailar conmigo?
—Mmm… no sé, es que estoy bailando con mi sobrina.
—Ándale, vamos a bailar. ¿Quieres bailar conmigo? —le comentó mientras su mano en el aire esperaba ser tomada.
—Mmm… está bien —Mencionó apenada, pero feliz que la haya invitado a bailar.
El resto de la noche bailaron dos extraños que, sin darse cuenta, sería el inicio de una historia que aún no se termina de contar.
“JEG FORGUDER DEG (Tú me encantas)”
—¿Cómo puedes guardar todo eso en tu cabecita?
—No sé, supongo que no soy mucho de decir las cosas —contestó con una sonrisa mientras miraba hacia enfrente esperando el semáforo.
—Gracias por la carta… de verdad necesitaba leer esto.
—De nada, amor. Te amo.
Comments