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La propaganda negra

Actualizado: 21 abr 2021

La comunicación persuasiva es propia de la evolución del ser humano. Ha estado presente en todas las sociedades con la intención de transmitir ideologías u opiniones con objetivos claros y determinados, más allá de un sentido político, la propaganda se enfoca a todas las áreas de la sociedad como la religión y la economía, así como lo afirma Victoria Reyzábal, “su utilización como forma de controlar el flujo de información, modelar la opinión pública o manipular el comportamiento es tan vieja como la historia misma.”[1]

Se le han dado distintas definiciones a la propaganda. R. Nelson le da el siguiente significado “De forma neutral la propaganda es definida como una forma intencional y sistemática de persuasión con fines ideológicos, políticos o comerciales, con el intento de influir en las emociones, actitudes, opiniones y acciones de los grupos de destinatarios específicos a través de la transmisión controlada de información parcial (que puede o no basarse en hechos) a través de los medios de comunicación masiva y directa"[2]. Mientras que Lasswell ve la propaganda como la “técnica para influenciar la acción humana, a través de la manipulación de representaciones”[3]. A su vez, Reyzábal[4] cree que el concepto de propaganda está “íntimamente ligado con la acción de divulgar doctrinas e ideologías para conseguir adeptos a las mismas”. Por último, de acuerdo con Eulalio Ferrer, la propaganda y la publicidad tienen un origen común; ambas buscan informar, convencer, atrapar.[5]

Todas las definiciones tienen en común el influir y convencer, sin embargo, se puede hacer una clasificación de los tipos de propaganda que dependen de su emisor. La propaganda blanca es originaria de una fuente abierta e identificada, y su contenido es preciso. La propaganda negra pretende demostrar que su origen es amigable, pero en realidad es adversaria. Existe, además, la propaganda gris, que se presenta como neutral, pero viene de un adversario y transmite información falsa.

Ahora definamos el concepto de propaganda política como un tipo de publicidad que se realiza para difundir ideas políticas con el fin de influir en la opinión pública para que siga una determinada conducta o para influir en el voto. Este tipo de propaganda se ha valido de distintas técnicas para manipular a la sociedad cayendo en su mayoría en la propaganda negra, emitiendo mensajes peyorativos, utilizando mentiras para convencer y bombardeando con noticias, imágenes y sonidos a una población. La llegada de los medios de comunicación de masas ayudó a que este tipo de propaganda llegara a cientos de hogares, que fuera accesible y consumible.


La Segunda Guerra Mundial dio paso a la mejora de la propaganda y su distribución por el mundo, se internó en la radio, en el cine, los periódicos, libros y hasta en la ropa. Los bolcheviques fueron verdaderos maestros en la cuestión de la propaganda. Según la dinámica de la lucha de clases marxista-leninista[6], toda actividad que realicen los miembros del partido o las guerrillas debe poseer profundo contenido propagandístico y buscar la difusión ideológica, la propaganda fundamental para llevar a cabo de difusión de la ideología a las masas al igual que los trabajos teóricos y de agitación.



Tanto para los regímenes socialistas como totalitarios, vieron en la propaganda una oportunidad para tener aliados, convencer a las personas e influir en sus actos políticos; para mover a las masas no bastaba con que las personas tuvieran interés o se les obligara a participar, era necesario animarles y hacerles sentir parte del movimiento, así se comenzó a utilizar la propaganda en la segunda guerra mundial que además utilizó la propaganda de guerra para recluir voluntarios convencidos de la importancia de la lucha.



La propaganda de guerra tiene un aspecto particular, por el que es denominada usualmente “Psychological Warfare” o “Guerra psicológica”, un concepto nacido en Estados Unidos. Así, la propaganda de guerra es definida por Daugherty como “el uso planificado de propaganda y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales”[7]. La propaganda de guerra generalmente es propaganda negra, está apoyada en información falsa y disimuladora, evitan que los ciudadanos conozcan la verdad de las intenciones de la guerra y lo que sucede dentro de ella, aunque no siempre es necesario recurrir a mentiras mientras se tenga un buen orador como Hitler y Mussolini quienes con sus discursos lograban conmocionar a la gente. La propaganda de guerra lleva a la población de un país a sentir que el enemigo sólo comete injusticias mientras que ellos son la salvación.



La propaganda puede ser más peligrosa que el armamento bélico, alza a las masas, convence, influye en el actuar y pensar y puede alargar una guerra a pesar de tenerla perdida pues, así como menciona Ramonet “el dominio de corazones y mentes es la continuación de la propia guerra”[8].

¿Existe propaganda política y de guerra en la actualidad? La respuesta es si, solo que ha cambiado su modus operandi y sus plataformas, ahora la propaganda es mucho más barata, en su mayoría es gratuita y alcanza a un mayor número de personas, de hecho, llega a todo el mundo. El internet es el nuevo medio para la propaganda, ya no hay caricaturas, pero tenemos memes, en vez de utilizar periódicos está Twitter; no hay necesidad de unirse a un partido o movimiento físicamente porque existen los filtros de foto de perfil en Facebook y los filtros para las historias en Instagram.



Las guerras en el siglo XXI se apoyan con "me gusta" falsos que no aportan nada a las víctimas, que no terminan con guerras pero si las hacen trending topic por una semana para después dejarlas en el olvido. No es que todo sea propaganda negra, es que no nos quieren informar y aprendieron muy bien de los logros del siglo XX.

“La propaganda manipula a los hombres; al gritar libertad se contradice a sí misma. La falsedad es inseparable de ella. Los jefes y los hombres dominados por ellos se reencuentran en la comunidad de la mentira a través de la propaganda, aun cuando los contenidos de esta sean en sí justos. Para la propaganda, incluso la verdad se convierte en un simple medio más para conquistar seguidores; la propaganda altera la verdad en cuanto la pone en su boca.”[9]


[1] María Victoria, Reyzábal, Propaganda y manipulación. Acento Editorial, Madrid, 1999 [2] Richard Alan Nelson, A Chronology and Glossary of Propaganda in the United States, 1996 [3] Lasswell, Harold. D., Propaganda Technique in the World War, Nueva York, Knopf, 1927 [4] Reyzábal, Propaganda y manipulación… [5] Eulalio Ferrer, Propaganda y comunicación, México, Fondo de Cultura Económica, 2002 [6] Fundamentos de filosofía marxista-leninista, trad. De L. Vládov, URSS, editorial Progreso, 1979 [7] W. E. Daugherty y M. Janowitz. (eds.), A Psychological Warfare Casebook, Baltimore (MD), The John Hopkings University Press, 1958 [8] Ignacio Ramonet, “The Control of Pleasure”, en Le Monde Diplomatique, mayo de 2000 [9] Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, “Propaganda”, en Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos, 10ª. Ed., Trad. De Juan José Sánchez, México, Editorial Trotta, 2018, p. 291

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