El fantasma estaba desilusionado, casi en una crisis de depresión. ¿No había intentado todo para espantar?
Se había apoderado del celular para reproducir música de la nada, adelantar, regresar o detenerla. De igual manera con las aplicaciones de videos y redes sociales, entonces el muchacho muy confiado pensó que el celular sólo necesitaba una actualización. Pero al ver que eso no funcionó, prefirió comprar otro aparato mejor al que tenía.
Después el fantasma, nada lento, decidió que jugaría con la consola de videojuegos haciendo que todo se trabara. Pero el chico pensó que esto se debía a que los discos estaban rayados. Así que sólo comenzó a comprar todo en línea.
El fantasma muy frustrado, casi iracundo, tomó todas sus fuerzas e intentó apoderarse de las luces de la casa, prendiendo y apagándolas; hacer rechinar todos los pisos; que ventanas y puertas se azotaran sin parar; abrió las llaves del agua haciendo que corriera de ellas ríos de sangre; que los perros ladraran toda la noche; que de los espejos salieran fríos lamentos; el chico sólo pensó que era el mejor momento para mudarse ya que el piso que había rentado estaba muy deteriorado. Llamó al casero, le comentó que de los grifos salía el agua muy sucia y que todo necesitaba un poco más de aceite y canceló el contrato.
El fantasma estuvo conociendo a otros inquilinos hasta que todos se dieron por vencidos, nadie intentó más para reparar el viejo departamento.
Así fue como el fantasma comenzó a quedarse solo, sin nadie para espantar.
Por eso ahora está triste mirando la ventana y en búsqueda de una soga, para saber si hay otra vida después de la siguiente vida, la cual ya no quiere estar viviendo.
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