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La discriminación transformada en pseudociencia: la frenología

Actualizado: 13 abr 2022



La historia de la ciencia contiene muchas muestras de prueba-error para poder progresar, algunas ideas se abandonaron porque eran callejones sin salida, otras se transformaron para llegar a las soluciones conocidas actualmente, pero estos avances se ven siempre permeados por las ideas de su contexto, interfiriendo en sus procesos de desarrollo como la pseudociencia de la frenología, una teoría racista, misógina y sin sentido que llevó a postular las localizaciones cerebrales.

A mediados del siglo XIX era muy famosa la “ciencia de la frenología”, la cual apoyaba que, para leer el carácter de alguien, se debe hacer mediante las proporciones del cráneo; diseñaron un mapa donde se señalaba cada región del cerebro y su especialidad, más específicamente, la personalidad y comportamiento generados en el cerebro, unas áreas correspondían a varios aspectos de la personalidad humana y su tamaño se relacionaba con la fuerza de esa facultad mental asociada. Fue tan importante que las colonias penitenciarias usaban la frenología para reformar a sus reclusos y la Reina Victoria pedía que así se inspeccionara a sus hijos.

Fue iniciada por médicos como Franz Joseph Gall, (quien también era anatomista en Viena, de origen italiano), que creía que al cerebro lo formaban muchos órganos, cada una vinculado a una facultad: una frente prominente indicaba gran intelecto por tener los órganos “receptivos”; una protuberancia en la corona indicaba fuerte sentido moral; la forma del cráneo se relaciona con la capacidad y comportamiento intelectual. Estas ideas tuvieron gran eco en varios países, había sociedades frenológicas en todos lados y conferencias masivas; muchos creían que esta pseudociencia mejoraría al mundo.

Gall escribió que las ideas que luego germinaron en la pseudociencia las tuvo al ver a un compañero con ojos saltones y memoria prodigiosa, posteriormente, al ensenar sobre el cerebro relacionó tres aspectos: el área responsable de la memoria estaba detrás de los ojos, cuando la memoria se desarrolla esa porción se agranda, el cráneo cambia por la presión del área agrandada y por ello se empujan los ojos.

Atraían multitudes las conferencias frenológicas y sus museos, esta clase de exposiciones volvieron a la frenología un movimiento social y político, era una ciencia al alcance de cualquiera, la cual podía ofrecerle algo a todos. En 1851 en la Gran Exposición en Hyde Park, en Londres, había una colección completa de bustos frenológicos, obra de un artesano, profesor de Manchester, William Bally, los cuales eran únicos porque eran en miniatura. La colección iba desde bustos de pintores, poetas, filósofos griegos hasta criminales.

Todo parte del cambio hacia las actitudes por el crimen en el siglo XIX. Muchos ya consideraban el castigo físico como ineficaz, en lugar de ejecuciones y azotes necesitaban ser reformados. En la prisión de mujeres de Nueva York había una conferencia frenológica semanal. La matrona, la señora Farnham, leía en voz alta La Constitución del Hombre de George Combe, abogado escoces, de méritos de la frenología. Ejemplo que siguieron otros reformadores en Europa y Australia, para rehabilitar a la población carcelaria. Farnham explicaba que lo que distinguía a los criminales del resto era el desarrollo del cerebro: la gran tentación de robar es estimulada por un órgano de “adquisición” que estaba encima de la oreja, algo problemático al combinarlo con una protuberancia alrededor del área asociada con la “conciencia”, lo cual podría significar poca o nula. La idea de que tuvieran ese conocimiento los reclusos era que entendieran la función de su cerebro para tener más autocontrol.

Pero tenía otro uso: escoger a la mejor pareja para contraer matrimonio. Esto se usó para que los hombres escogieran una esposa resignada a sus deberes del hogar e hijos, además de evitar a las rebeldes, como lo explica La frenología popular de Combe de 1841; había dos órganos frenológicos importantes: foloprogenidad que produce afecto por menores y aseguraba que fuera buena madre; la amatividad controla el deseo sexual, relacionado a esta idea se hicieron muy populares los manuales frenológicos porque la sociedad creía que debía regularse la sexualidad femenina. Por el otro lado, el libro Vaught’s Practical Character Reader de 1902 ayudaba a que las mujeres escogieran a su marido por la forma de su cráneo: un marido de naturaleza buena y confiable tendría una nuca prominente.

Otra aplicación fue para perpetuar las ideas racistas, como en 1825, en Calcuta se creó la primera “escuela frenológica”, por el cirujano George Murray Paterson de la Compañía de las Indias Orientales, obsesionado con la maleabilidad del cerebro, creía que educándolos podía cambiar la organización física de la mente. Cada mañana les media la cabeza con calibradores a los alumnos. Tras seis meses, descubrió que las áreas asociadas con el intelecto (parte frontal de la cabeza) mostraron mejoría. Lo cual, supuestamente, apoyaba la creencia colonial racista de que los indios eran degenerados y débiles, se pensaba que los volverían civilizados con la educación y cultura británica.

No era inusual que los frenólogos también pudieran ser esclavos, como Charles Caldwell. La frenología tuvo simpatizantes en Estados Unidos en el siglo XIX y propietarios de plantaciones del sur. Supuestamente, dio una justificación para la esclavitud basada en ultimas teorías científicas. Caldwell ayudó a que se popularizara en el sur, en 1820 viajó de Mississippi a Nueva Orleans con giras de conferencias. Según él, los africanos tenían órganos intelectuales pequeños y grandes órganos de animales que no los hacían aptos para ser libres. Por el otro lado, los abolicionistas no rechazaron la frenología, sino que pensaron en usarlo para su causa: según ellos, las cabezas de los africanos “mejoraban” cuando recibían educación adecuada, lo cual contradecía las afirmaciones de sus contrarios quienes sostenían que los africanos no podrían ser iguales. Para los propios esclavos ambos argumentos sonaban mal. El afroamericano James McCune Smith, nacido esclavo en Nueva York, escribió que todos los abolicionistas blancos y dueños de esclavos eran culpables por la “falacia de la frenología”.

Gustav von Struve editó la revista frenológica alemana Zeitschrift fur Phrenologie; en 1840 vinculó la frenología con sus campañas políticas, donde quería acabar con los príncipes despóticos y establecer la democracia en Europa, se unió al Levantamiento de Hecker en Baden, queriendo lograr un cambio; explicó que en el fondo de sus actos está la frenología, pues la nueva ciencia mental demostraba que todos estaban sujetos a la misma naturaleza, por ello los reyes no tienen el derecho a dirigir a las masas, entonces los pueblos europeos tenían el derecho de autogobernarse. Por otro lado, en 1830, en Francia, los partidarios de la Revolución fundaron la Sociedad Frenológica de Paris. En 1870, en India, los nacionalistas anticoloniales la adoptaron y luchaban contra las injusticias del gobierno británico. Combe fundó la sociedad frenológica de Edimburgo, en su obra A system of phrenology de 1830 reunió los postulados de Gall.

Gall generalizó la correlación de comportamiento predominantes se producían por áreas mayores del cerebro, las cuales cambiaban de forma el cráneo al presionarlo internamente, por ello bastaría examinarlo para ver sus principales características intelectuales y de comportamiento. Fue el primero en considerar las circunvoluciones cerebrales con un significado funcional, ideas consideradas contrarias a la religión por las autoridades austriacas, por llevar la idea de que el cerebro producía el pensamiento y comportamiento voluntario, por lo cual se fue a Paris en 1805, en donde dio platicas que escucharon médicos americanos, quienes establecieron la Central Phrenological Society en Filadelfia, donde siguieron los estudios relacionados.

Posteriormente, se demostró que era incorrecta, además de que nunca fueron consideradas por entornos universitarios, pero fue de gran influencia sobre los estudios cerebrales por ser el principio de la consideración de que unas porciones especificas tienen ciertas funciones, lo cual se llama, actualmente, localización.

Esta pseudociencia nos demuestra cómo la ciencia, puede desarrollar ideas erróneas en su búsqueda de progreso, pero lo importante es no quedarse con ellas, sino seguirlas hasta extraer lo verdaderamente útil, como el inicio de los pensamientos que llevarían a las localizaciones cerebrales, y desechar todo lo demás, los prejuicios de la sociedad en un intento de justificarlos, que solamente perjudican a la ciencia y a la sociedad que los acepta.


Bibliografía

Nuño, Ada, (2021), El origen de la frenología: la pseudociencia más absurda que ha existido, [versión electrónica]. El confidencial, de https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2021-03-22/frenologia-la-pseudociencia-mas-absurda-que-ha-existido_2995160/

Poskett, James, (2019), Frenología: la pseudociencia que se usó hasta para “escoger la esposa perfecta”, [versión electrónica]. BBC News, de https://www.bbc.com/mundo/noticias-46730071


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