top of page

Historias que no son

A veces paso días pensando en las cosas que puedo escribir pero lo de esta ocasión es descomunal, por lo menos para mi corta trayectoria.

No sé de qué escribir ahora.

Pareciera, un poco, escapar de la disciplina de trazar líneas de lo que sea, aunque es eso mismo lo que me detiene. No quiero escribir sobre cualquier cosa y, sin embargo, también me atrapa la necesidad de escribir todo lo que veo y me es imposible.

Por ejemplo:

Nada me ha impactado más que ver a un niño, de unos 7 años, vendiendo globos para día de Reyes. Son muchas las preguntas, pero muy pocas las respuestas para escribir una trama decente.

¿Quién es este niño?, ¿quiénes son sus padres?, ¿de dónde salió?, ¿por qué vino a parar a este lugar?, ¿para qué vende los globos?, ¿ha vendido alguno?, ¿se quedará con uno? No lo sé.

A veces me pregunto de la sexo servidora que intento abordarme cerca de parque tabacalera y por qué su bendición, al rechazar el servicio, me hizo sentir tan reconfortado.

Eran las 8 de la mañana de un domingo, iba tarde para un evento del Partido Comunista y debía pasar al baño. Salgo y al encaminarme unos pasos me habla una mujer mayor.

- ¡Hola guapo!, ¿qué, nos vamos?

- ¡Ay, muchas gracias, ahí para la otra!

-Bueno, ¡Qué Dios te me cuide y te bendiga!

¿Conmigo se iba a persignar? No lo sé. Quizá sintió alivio de no tener que dar servicio, pero eso suena a romance por mi parte.

Hay tantas cosas sobre las que escribir, pero no las escribo, ¿para qué? Mejor dejar algunas cosas en el tintero y los recuerdos sin remover, aunque se me acuse de indisciplina.


34 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

El ala rota

bottom of page