top of page
Wendy Guerra

Domingo de revolución (fragmento)

Yo era el último testigo del grupo de playeros vacacionistas que quedaba en la ciudad abandonada, por eso conté cada minuto de mis últimos días para describir lo que estaba sucediendo en Cuba. Al terminar mi fábula, entre lágrimas y besos, me sentí una heroína de la resistencia cubana. Ninguno de ellos era capaz de aguantar lo que aguantamos cada día, ¿para qué?, lo veía en sus ojos, allí sólo quedábamos los residuos, el resto, el casco y la mala idea, los extras de este desperdicio de película. Éramos las mulas de carga para avanzar al abismo que empuja el dolor, la brutalidad, la necedad incoherente y la vulgaridad, sobrellevando lo poco que nos queda de aquella utopía nacida en los años sesenta. Este sentimiento, sin dudas, venía como una anticipación del malentendido que me restaba por vivir. Así soy, una adivina insulsa que presiente cuándo la desgracia llega, se paraliza, y es incapaz de hacer algo por detenerla.

Wendy Guerra, Cuba

9 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

¿Y qué sigue?

Suelen caer a cántaros, directo a la cabeza, taladrando alucinaciones, que emocionan a toda clase de curiosos aventureros.   A veces...

Onírico

Cierra tus pestañas, que vuelen en tejidos, hasta alcanzar los polos de países extraños.   Las muñecas te persiguen; mis sombras cubren...

Escamas Parciales

Serpientes desenvainan lenguas, escurriendo falsos versos, arrastrando juicios venenosos, únicamente para el cazar.   Jirafas espiando...

Comentários

Avaliado com 0 de 5 estrelas.
Ainda sem avaliações

Adicione uma avaliação
bottom of page