¿Quién eres?
que golpeas fuertemente
mi alma y mi ser
como las olas del mar,
eres el eco que retumba en mi cabeza.
Me diriges al océano
con una gran tormenta,
naufragando en tu barco
sin ganas de sonreír,
me sumerges, pero voy flotando.
Me arrastras a la orilla
pero no me sueltas,
me hundes
y entre todo el abismo,
ahí encuentro luz.
En el faro que se asoma
guía mi camino,
me lleva a lo alto
y desde ahí te observo,
moviendo un pañuelo
me despido de ti
y emprendo mi vuelo.
¡Adiós agridulce compañera, me despido de ti, mi depresión!
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