La pseudociencia implica varias ramificaciones de disciplinas que no usan el método científico, sino que se basan en experiencias, creencias, prácticas; han llegado a ser muchas y muy variadas a lo largo de la historia, algunas han aparecido como contraparte extendida de ciencias aceptadas: “la astrología para la astronomía, la parapsicología para la psicología, la alquimia para la química, la numerología para las matemáticas”[1], pero la medicina es de las que más han derivado como las medicinas alternativas o remedios que han demostrado su ineficiencia en la actualidad, muchos apoyados por publicidad de ser naturales o no tóxicos.
Del otro lado, están aquellas que dan la apariencia de seguir algunos pasos del método, pero en realidad es una estrategia para conseguir adeptos que los ven desde la superficie, aunque no se nieguen a un análisis metodológico, su principal objetivo es vender, lo cual logran con frecuencia. Es interminable la cantidad de falsas ciencias e investigadores, muchos han sido identificados y basados en anécdotas que pueden referir al efecto placebo o en el hecho de que algunas enfermedades se curan por sí mismas con el paso del tiempo.
También puede considerarse pseudociencia a investigaciones con defectos metodológicos de novatos no asesorados, pero que no quieren causar daño. Lo cual provoca que la literatura médica está plagada de ellos, logrando filtrarse en la profesión y la práctica: “el medio está, pues, lleno no solo de pseudociencia sino también de falsos científicos. El mayor inconveniente no es el engaño a los cuerpos colegiados ni a las instituciones financiadores de la ciencia, sino que los lectores médicos tomen por ciertas las conclusiones y procedan en consecuencia con sus pacientes”[2]. La pseudociencia confunde sobre el desarrollo de la ciencia, no determinarlas perjudica a la sociedad.
Así también se les considera a los negacionistas del cambio climático, los astrólogos, ufólogos, a todo aquel que salga de la corriente científica aceptada. El problema está en la línea divisoria, pues hay muchos desacuerdos porque las categorías son amplias y confusas, llegando a usarlo para todo aquello que disguste, incluso esta división se reconoce como más borrosa de lo que se quiere creer.
El filósofo Karl Popper presentó “el problema de la demarcación” con el fin de encontrar un criterio para diferenciar la ciencia empírica de la pseudociencia, la cual busca confirmar sus resultados sin importarle los pasos o casos no confirmados; el último criterio es la falsabilidad (“En la ciencia, desmentir una hipótesis o una teoría mediante pruebas o experimentos”[3]), pues “las teorías científicas son falsables”[4] Pero hay muchas teorías (teoría de cuerdas o neurociencia de la conciencia) o ciencias o herramientas de disciplinas aceptadas (modelos económicos) que no se pueden refutar como tal porque la ciencia tiene múltiples métodos y son heterogéneos, depende de la disciplina, si es que trabajan desde el campo, en laboratorio o hacen simulaciones, lo que la vuelve dinámica.
Cuando se miran más de cerca las pseudociencias o sus teorías se encuentra que algunas que antes fueron consideradas ciencias ahora fueron recatalogadas, como la astrología, porque con el tiempo las refutaron; a veces pasa lo contrario, una teoría marginal, como la deriva continental, pasa a ser básica para alguna disciplina, en este caso la geofísica. Esto revela que también el proceso de pasar de una a otra es dinámico, volviendo difusa la línea que las separa, aunque una de las claras diferencias es que “los científicos reconocen las limitaciones de su investigación, en tanto que los pseudocientíficos más bien exaltan las virtudes de su trabajo y soslayan los inconvenientes. Una característica de los investigadores es que reconocen su ignorancia”[5].
Unas de ellas: la teoría de la tierra plana o Sociedad de la Tierra Plana, de las más multitudinarias y cuyo nombre la explica, aunque tiene una larga historia; similar es la de la tierra hueca, donde la tierra si es esférica, pero con una esfera en el centro además de posible vida en ella, tiene más historia al haber sido propuesta por la mitología y la religión; la hipnosis, practicada desde el siglo VIII, que se dejó de usar cuando no se presentaron las pruebas suficientes, pero actualmente hay teorías que quieren explicar los efectos que tienen; la radiestesia que es un método para encontrar agua, metales, piedras preciosas, fantasmas en la tierra con una rama o alambre bifurcado de adivinación; los antivacunas, los cuales también su nombre explica de que se trata, pero resalta por ser de las más peligrosas enlistadas en este párrafo; entre muchas otras.
No se puede deshacerse de las pseudociencias o doctrinas marginales, las cuales siempre surgen de los límites de lo aceptado académicamente, “estas doctrinas son un producto derivado de la forma en la que funcionan las ciencias”[6]. Hay de varios tipos, unas muy politizadas llegando a ser peligrosas para la salud o el medio ambiente, las cuales se deben eliminar o aclarar porque son erróneas, como los antivacunas, mientras que otras son menos dañinas como el creacionismo o la ufología, por lo cual se debe tener prioridad en cuanto a cuáles se deben combatir con rapidez y dónde repartir los recursos de la ciencia.
Una forma de lidiar es comprender que los seguidores son interesados en las ciencias, en investigar, pero en algún momento no fue bien guiado; otra manera es comprender su origen y expansión de la teoría para así saber cómo enfrentarlo, pues “la trascendencia del conocimiento científico es tal que condena el futuro, se perpetúa, se perfecciona e influye fuertemente en la sociedad. La pseudociencia, en cambio, provoca falsas seguridades, desvía los caminos, eterniza los errores.”[7] Lo peor son las consecuencias para los practicantes y pacientes. Todo generado por la falta de rigor real para generar conocimiento.
Pero de entre todas ellas, de entre las que son dañinas para la sociedad como las que son solamente por ignorancia, mi favorita es la criptozoología, el estudio de los animales descritos en mitos, leyendas o todos aquellos que no acepta la zoología por falta de pruebas convincentes de su existencia, pero esta la veremos más a profundidad en el siguiente artículo.
Referencias:
Lifshitz, Alberto, “La pseudociencia y los falsos investigadores”. Medicina interna de México, 33, no.4, (2017): 439 – 441, https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0186-48662017000400439#:~:text=Las%20pseudociencias%20incluyen%20una%20variedad,que%20se%20ostentan%20como%20ciencias (Consultado el 28 de agosto de 2023).
Real Academia Española, “falsar”, Real Academia Espanola, http://dle.rae.es/falsar#QRquPGW (Consultado el 29 de agosto de 2023).
Romero, Sarah, “Las pseudociencias mas famosas (y que debes evitar)”. Muy Interesante, https://www.muyinteresante.es/ciencia/1813.html (Consultado el 29 de agosto de 2023).
Serrano, Carlos, “ ‘No hay una línea clara que divida lo que es ciencia de pseudociencia’, Michael Gordin, profesor de la Universidad de Princeton”, BBC NEWS MUNDO, https://www.bbc.com/mundo/noticias-59350371 (Consultado el 30 de agosto de 2023).
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