En la boca se le amotinan las palabras
Porque el deseo ha instalado,
Firmemente,
Una barricada de besos
Entre labios y dientes.
—¡De aquí nadie sale, hasta que no la
bese!
Es la consigna de un corazón terrorista.
La razón hace uso de la fuerza bruta
De una terca lengua
Para darle forma a sus sonidos:
Se empujan las silabas.
Y atropellan consonantes;
Deseo y sentido común pelean,
Por ello el muchacho tartamudea.
¡Hasta que no suene un beso!,
Cada célula de su cuerpo
Se organiza para una revuelta;
Y el corazón que se azota y truena
Quiere dispersar las dudas,
¡Que son como ataques sorpresas!
Y en ese instante
En que está seguro de besarle:
¡El temple se derrite,
La tiene de frente!
Y en su interior
Germina un huracán,
Marcha una vanguardia,
Cientos de emboscadas
Se desatan
Al mismo tiempo.
La tiene abrazada,
Le tiemblan las piernas
Y, por fin…
Truena en un rinconcito,
El más escondido del mundo,
El contacto de dos bocas.
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