Esta vez no hay poesía que escribir
no hay verso que trabajar
no hay palabras para vivir
Esta vez hay muerte, muerte, muerte,
Bombas, bombas, bombas
Imperio, Imperio, Imperio
Esta vez el poema es la tragedia
Una guerra, un huracán, el capital
Falsa libertad, falsa democracia, falsa realidad
Esta vez los de siempre lucran
Con la tragedia, con la vida, con la esperanza
No quiero escribir más, quiero vomitar
Escribir para qué,
para engañar, para fingir,
para romantizar, me niego.
Israel/Muerte
Palestina/Resistencia
Derecha/Muerte
Izquierda/Vida
Elijo creer, pero también elijo llorar.
Advertencia
Voy a escribir poesía militante, a riesgo de que los poemas parezcan más ensayos que poemas. Para tomar aún mayor riesgo, escribiré en prosa y no en verso, pues ya se les informó que odio la poesía escrita en verso. Hoy no lo haré, digo que hoy, cualquiera que sea el día, no escribiré esa poesía militante, solo es una advertencia. Esta poesía se tratará de escribir con la mano izquierda enterrándole la pluma filosa a la mano derecha, de faltarle al respeto a los hipócritas azules y blancos, verdes, blancos, rojos y amarillos; los otros no interesan (por ahora); hay que definirnos pues no es cierto eso de que “todos son iguales” y menos lo otro de que “son peores”, no; ese nihilismo político es equivalente al “ni de izquierda ni derecha”. Advertidos están, miedo tengan, guardaré la compostura, pero no la decencia.
Una flor
Tomé una flor por su tallo antes de que fuese flor
Era un arbusto, una planta, me espiné y sangré
Me chupé la sangre, lloré, me desgarré la piel.
La flor ni siquiera nació, pero el imperio dijo que fracasó
Imperio imbécil. Ahora hay cientos, miles, millones
Están en las librerías, buscando libros de Marx
Florecerá, como plaga, aquí y allá
En medio y abajo, en la tierra, en el mar
El cielo se tomará por asalto
Habrá guerra y morirán los suyos
Los nuestros ya hasta revivieron
Una flor recorre el jardín, es la flor de la utopía
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