El caer de una gota salada.
El sonido de los pasos de una anciana
que nadie volvió a ver.
El color rojo en todas las aceras.
La vida un cúmulo de calamidad pasando
sobre todos, sin freno,
presionándonos contra el suelo.
La banquetas rotas, los perros callejeros,
ratas saliendo de las coladeras,
las manchas de salsa en la ropa,
la suciedad en rostros de hombres que se tambalean
como aviones a punto de caer,
todo eso que nos pone mal.
Caer una vez, caer dos, caer unas cien veces más,
el error, el fallo; la vida un error constante.
Los gatos callejeros lo saben bien,
tanto errar los ha hecho caminar como
si el suelo no les mereciera,
sin cobijo, desconfiando,
sin esperar nada de nada, ni de nadie,
solo por caminar;
eso es lo que hacemos,
caminar estúpidamente
como gatos de citadinos.
A 15 minutos de la estación el cielo brilla.
Komen