Los edificios se yerguen cuando paso, me asfixian las varillas que despiertan del concreto, suelo querer morir devorado por el caucho.

Una flor marchita que pulsa y pulsa desenfrenadamente en mi interior.

Esferas impenetrables bajo viejas costumbres, fieles en sus partes, odiando lo nuevo siempre.   Recelo opaco en los ojos, cortantes las...