La lluvia es un momento sensible de la vida que sorprende en seco a la calma y rompe el pensamiento quebrando los pétalos, intactos hasta entonces por el miedo.
Los rayos se mueven intravenosa en el manto celeste,
sin atreverse a caer en la tierra:
invadiendo la conciencia,
inundando los tiernos capullos.
Me atrevo a hablar al fin,
¡Ya no recuerdo la forma de las petunias!
Soy capaz de florecer a pesar de la lluvia
Capaz de flotar cual loto en pugna.
Danzando con fuerza y melodía
en el viento salvaje soy frágil,
pero mi cáliz canta y el polen
se esparce hacia las nubes:
Se tiñen de dorado, no marchitan
y es eterno.
Sam Ortega
(Ciudad de México)
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