“Todo individuo que en un pueblo conspira a romper la unidad y la continuidad espirituales de ese pueblo, tiende a destruirlo y a destruirse como parte de ese pueblo”.
- Miguel de Unamuno
El presente trabajo surge de la reflexión provocada al leer a distintos autores latinoamericanos y el interés que ellos tienen por tratar temas que muestran propiamente al habitante americano, entendiendo por americano a la persona que vive dentro del continente y no solo al anglosajón que se ha autodenominado de esa manera.
Los problemas que existen, hablando de México, siguen siendo los mismos y pareciera que estamos lejos de separarnos de ese sentimiento de extrañeza cuando hablamos de nosotros como un pueblo colonizado; porque dentro de nuestro imaginario ya hemos superado la conquista.
Lo que me ha hecho reflexionar acerca de nuestra sociedad y la jerarquía social que se sigue presentando como lo dirá Charles Tilly, en una desigualdad persistente, aquella que ha logrado superar el tiempo: la pigmentocracia.
¿Podemos decir que México se sigue rigiendo por esta jerarquía invisible ligada al tono de piel?
El problema de la pigmentocracia no solo radica en lo económico sino también en las relaciones de tipo social que, aunque parecieran estar en segundo plano son tan importantes porque son la base, en palabras del autor chileno Lipschütz:
“Hay quienes aseveran que no es admisible referirse en la discusión de los acontecimientos históricos, a esas cosas “psicológicas”, y que en la historia como ciencia cuentan sólo “realidades”. Con eso se olvida que las ideas y sentimientos humanos son verdadera realidad histórica." 1
El decir que se es mejor o diferente por esta simple alteración genética no debería de resultarnos nueva, conforme vaya avanzando en mi investigación hablaré acerca de autores latinoamericanos donde se ve reflejada la distinción racial.
También debo hacer mención de aquellos autores que han negado la presencia del indígena precisamente porque esta negación es parte del problema para entender a grandes rasgos hacia donde quieren promover los pasos del mexicano.
Por lo tanto, el propósito de este artículo también es explicar el recorrido filosófico del México del siglo XX, para darle bases al término de la pigmentocracia en la sociedad del siglo XXI, y poder reflexionar desde el ámbito filosófico comparándolo con distintos hechos que han ocurrido en el mundo para poder contrastar las diferencias existentes dentro del México actual.
La pigmentocracia: el nuevo concepto que ha resurgido dentro de los últimos veinte años en México.
Si bien somos conscientes de que fuimos conquistados por los españoles y que eso cambió por completo el nuevo rumbo tanto de los nativos como de los mestizos en tierras americanas, pareciera que hemos olvidado lo que vino después y que parecer seguir afectando nuestras relaciones sociales.
Y es que el color de piel como punto de partida del progreso o retroceso es algo que otros países no han tenido que considerar con tanta notoriedad como lo ha marcado el pueblo mexicano. Es cierto que el esfuerzo de Mandela y el de Martin Luther King fue en contra de un racismo desmesurado del que todos eran conscientes, sin embargo, la pigmentocracia es algo que tiene un peso irreal dentro de México.
La primera cuestión por resolver es el término de pigmentocracia, que, siguiendo con la definición que proporciona Jimmy Sánchez Pérez en su artículo, el término es compuesto de dos palabras; la primera es pigmento, derivada del latín pigmentum relacionada con la biología donde se define como una sustancia colorante que, disuelta o en forma de gránulos, se encuentran en el citoplasma de muchas células vegetales y animales. Y la palabra cracia, que proviene de la raíz griega Κράτος, que indica el dominio o poder. 2
De acuerdo con Sánchez Pérez, los primeros registros que se tienen en el uso de este término provienen del filósofo y fisiólogo chileno Alejandro Lipschütz, quien en su obra El problema racial en la conquista de América y el mestizaje, nos da un panorama bastante completo acerca del porqué se hace una distinción tanto del hombre blanco con el indígena, y, posteriormente, con el mestizo, el término que ocupará en este libro es el espectro de los colores raciales.
Para poder abordar el tema de la pigmentocracia, a diferencia de lo que comúnmente se cree, es necesario que sea retomado desde la conquista, y como hace Lipschütz, desde la época precolombina también. La pigmentocracia no surge como un fenómeno aleatorio, ni tampoco como un hecho aislado.
Las fases para explicar la pigmentocracia las voy a dividir en tres; guiándome del libro del autor chileno anteriormente mencionado y apoyándome en Charles Tilly, cuyo centro de su libro será el terreno social solamente.
A partir de estos dos autores, empezaré a explicar la primera fase a la que llamo de trasfondo biológico con fines sociales. En esta fase, lo que se nos muestra como idea general es el uso de la biología sobre el terreno sociológico; hemos visto a Comte usarlo para explicar el positivismo y lo que significa la idea de progreso, a Herbert Spencer para poder hablar acerca de la metodología aplicada a fenómenos sociales y, más recientemente 3 a Lipschütz para poder hablarnos sobre lo que significa verdaderamente usar a la biología como una simple excusa para poder incentivar la idea de las razas dominantes sobre las débiles.
Y es que, si prestamos atención al discurso biologicista de la época anterior al siglo XX, el que respondió primero fue Ginés de Sepúlveda en favor del colonialismo español, rechazando al indígena hasta reducirlo a un esclavo más donde se esconde un pensamiento racista que no es fácil de entender a menos que no se le lea con cuidado. En Darwin es más notorio este hecho, al que Lipschütz destaca como la forma en que el dominio de un pueblo sobre otro tiene legitimidad fundando en un biologicismo.
En el caso de Sepúlveda es más notorio que en el naturalista inglés. Pero la mención de la evolución de las especies y la ley del más fuerte, dejando de lado los datos científicos que puedan arrojarnos sus investigaciones, en el terreno social solo pueden legitimar una cosa: y es el uso de la fuerza bruta sobre los otros debido a que biológicamente, en este caso los españoles, fueron más fuertes que los mexicas, lo que se contrapone a la segunda fase, la cual explicaré más adelante.
Algo que sin duda el chileno negará aludiendo a la diferencia existente de la biología y la sociología, ya que ambas ciencias no pueden estar relacionadas si una, por una parte, busca legitimar el abuso de la fuerza mientras que la otra va más allá de simplemente describir los fenómenos sociales, lo que también será capaz de decir Lenin: “Nada más fácil de pegar el rótulo… biológico-sociológico sobre fenómenos como crisis, revoluciones, luchas de clases, etc.; pero no hay nada más infructuoso, más escolástico, más marchito, que semejante empeño… La aplicación de nociones biológicas, como regla general, en el marco de las ciencias sociales, es pura fraseología”. 4
Estas cuestiones no se quedan solamente aquí, ya hemos comprobado que el racismo sigue existiendo en nuestra época, solo que ahora resulta menos fácil demostrar por medio de la biología los cambios que se dan en las sociedades por medio de la fuerza y demostrarlos como algo que tiene que ver propiamente con los genes, después de la Segunda Guerra Mundial quedó claro que ese discurso ya no puede volver a usarse como medio de justificación del despojo de un pueblo como de su cultura y de su libertad.
El aspecto del cual es muy consciente Lipschütz lo define como una voluntad dirigida, donde “el encadenamiento de los procesos funcionales de la sociedad humana presupone la intervención perpetua de la voluntad consciente humana, de cada uno de los individuos que componen la sociedad”. 5 Es lo que después dirá Freire en Pedagogía del Oprimido y donde el reaccionario de izquierda piensa que el mañana es algo dado de antemano.
Los cambios sociales no constan simplemente de un círculo vicioso donde hay un período de juventud, madurez y por último decaimiento, eso es dejarle al destino (si es que existe uno) las acciones que una vez ha formado la voluntad y no podrán deshacerse jamás.
Retomaremos más adelante el problema al cuál se enfrenta la primera fase, ya que no acaba ahí la influencia del biologicismo en el pensamiento revolucionario y posrevolucionario, lo veremos más claro en José Vasconcelos y su llamada raza cósmica.
La segunda fase está muy relacionada con la primera, y es que, si tomamos el carácter biológico de la cuestión, nos encontramos con la argumentación del europeo como raza superior y al indígena como una raza inferior, por lo tanto, salvaje. De lo que debemos de ser conscientes es que la segunda fase es el señorialismo y feudalismo aplicados a la separación interracial en América esto es más sencillo para comprender la conquista de lo que se llamará después la Nueva España.
Y es que hay algo que casi no se menciona cuando se habla de la conquista de los pueblos nativos de América, es el contexto cultural y político al cuál estaban subyugados los pueblos conquistados por los mexicas que, siguiendo un sistema llamado señorialismo tenían en la cúspide de la pirámide a los calpullis, o lo que conoceremos como nobles dentro de la cultura náhuatl, por debajo de ellos, a los macehuales quienes trabajan sus tierras pero no son libres, los mayeques quienes rentan la tierra para poder trabajarla y los renteros quienes las arrendaban.
Si somos observadores, podemos constatar que tanto el feudalismo español como el señorialismo ya trabajado en los nahuas, tienen cierta semejanza, aunque sería muy arriesgado atreverse a decir que son prácticamente lo mismo. Lo que facilitó la conquista no fue que los españoles tuvieran más armas, fueran grandes estrategas o su raza fuera superior; lo que se explica por medios sociológicos es que la estructura social de los mexicas era similar al sistema de nobles y plebeyos que manejan los europeos desde los propios griegos. En palabras de Tilly, “la desigualdad persistente surge entre las categorías porque la gente que controla el acceso de los recursos de valor- producción resuelve los problemas apremiantes organizacionales por medio de distinciones categóricas”. 6
Tilly lo escribe en 1997, y Lipschütz en 1967. Ambos tienen intuiciones parecidas respecto al terreno social. Por una parte, se nos muestra en el autor norteamericano que la desigualdad surge dentro de las sociedades por medio del dominio de los recursos para la producción, en el caso de los habitantes de la Nueva España, las tierras, y, por la otra, el autor chileno constata bastante bien sus ideas y las relaciona con la idea de trabajo en el propio Marx. Ambos ven en la sociología un puente que puede trazar las líneas más claras para definir los problemas sociales de las desigualdades.
Pero en el ámbito filosófico, ¿por qué lo desigual nos resulta normal? Aristóteles es uno de los filósofos más pensados y analizados a lo largo de todas las épocas, al igual que Platón, forma parte de un clásico dentro de la filosofía que ha influido tanto para bien como para mal dentro de nuestro pensamiento occidental. No nos debe sorprender que los españoles estuvieran conformes con la esclavitud, que los ingleses no tuvieran problemas con exterminar a toda una población indígena; la Escuela de Salamanca, sin embargo, fue la que intentó recuperar los valores que defendía la fe cristiana en ese tiempo y hacerlos presentes durante la Colonia, claro que, como lo dirá Mariátegui y nos lo recalca Lipschütz, una cosa es escribir la teoría de los derechos que corresponden a cada hombre y, por la otra, cumplirlos en el plano real.
“Los conquistadores desobedecieron desde el primer día la prohibición de hacer esclavos, pues en realidad todos los indígenas cuyos servicios aprovechaban, aunque no tuvieran el nombre de tales, lo eran verdaderamente…”. 7
La pigmentocracia es un tema de discusión a tratar porque todavía hay una jerarquización por medio del tono de piel derivado de las distinciones sociales que se hacían en la Nueva España. El mestizo y el indígena siempre estuvieron por debajo de los peninsulares y hasta el esclavo negro logró encontrar un punto más alto dentro de la jerarquía ya que era más difícil de conseguir. La piel funge parte importante para distinguir quien pertenece al continente y quiénes son propiamente europeos, de ahí surge este rechazo hacia los indígenas cuyo tono de piel siempre fue más oscuro que el del español. Por lo tanto, dentro de nuestro imaginario el color de piel claro significa que se tiene un rango alto dentro de la escala social mientras que los tonos de piel oscuros representan todavía lo más bajo de la escala social.
El ideal del hombre blanco europeo es bastante común, como lo hemos visto desde hace siglos, “el color blanco está apareado con cualidades psíquicas buenas, deseables, el color amarillo o negro está apareado con cualidades psíquicas malas, indeseables”. 8
Repensar a la raza cósmica: los problemas a los que se enfrenta en la sociedad mexicana actual.
Para 1883, Sir Francias Galton, quien por cierto resulta ser primo de Charles Darwin, acuñó el término de eugenesia 9 partiendo de la idea de mejorar la constitución genética de la humanidad.
De esta forma, lo que se busca es “producir una raza de hombres altamente dotados mediante una sabia política de matrimonios a lo largo de varias generaciones consecutivas”.10 Y esto podría parecernos extraño: un discurso que parte de la primera fase antes mencionada donde el trasfondo biológico con fines sociales se retoma en este apartado.
José Vasconcelos es reconocido por ser uno de los muchos intelectuales en México que impulsó la educación gratuita. Nuestro ganador del Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz también lo dirá: “Vasconcelos sabía que toda educación entraña una imagen del mundo y reclama un programa de vida”11 ; sin embargo, su influencia en ramas de fundamento científico como la eugenesia hizo que en su escrito La Raza Cósmica se vea retomando ideas acerca de la constitución genética del individuo y empezando a hablar desde el mestizaje como punto de partida para que surja la quinta raza.
“El indio, por medio del injerto en la raza afín, daría el salto de los millares de años que median de la Atlántida a nuestra época, y en unas cuantas décadas de eugenesia estética podría desaparecer el negro junto con los tipos que el libre instinto de hermosura vaya señalando como fundamentalmente recesivos e indignos, por lo mismo, de perpetuación”. 12
La tercera fase a la que yo quisiera referirme: el disfraz del racismo por medio del discurso del mestizaje. Si bien, esta puede que no aplique para todos los pueblos latinos ni tampoco a los pueblos americanos en general, quiero referirme con esto al discurso que fue promovido por los intelectuales de la época en México, ya que Vasconcelos no fue de los primeros en usar la eugenesia como excusa para la promoción del mestizaje sino también para justificar que era a lo que debía aspirarse para poder llegar a la raza que, según él, iba a tener desarrollada la conciencia del ámbito estético.
Como bien nos lo señala Samuel Ramos: “Vasconcelos, en sus escritos, va más lejos sosteniendo un concepto místico de la vida en el que lo estético desempeña la función decisiva”. 13
¿Por qué de repente el creciente interés de Vasconcelos por propiciar el mestizaje en México, en lugar de seguir perpetuando el linaje puro? De acuerdo con el texto de Lipschütz ya para finales del siglo XVI el grupo de los blancos empieza a hacer la distribución consciente de los empleos y oficios, donde el mestizo obtiene un nivel por debajo del peninsular, y está demás decir que el indígena ni siquiera podía aspirar a algún rango de interés económico y/o social igual al del peninsular o mestizo.
La conclusión a la que llega el filósofo chileno es que el hombre blanco está preso del temor debido a que el mestizo se ha mezclado a proporciones desiguales comparadas con las del blanco y ahora se ha ensanchado su grupo social, de modo que empieza a adquirir aptitudes de blanco, y a ponerse por encima de la masa. Ni siquiera se pone en duda la pureza del hombre banco ni tampoco la del indígena, “la idea de que existan naciones, o grupos étnicos, compuestos de razas no hibridizadas, o “puras”, es totalmente contraria a la realidad. No conocemos razas humanas puras”. 14
Volviendo al siglo XX, es entonces cuando los mestizos tomando el poder que algún día los blancos tuvieron y empezando a mover el discurso de modo que vaya de acuerdo con los intereses que quieren ir alcanzando, la influencia que tuvo la eugenesia en territorio mexicano fue creando las campañas de salud donde se iba a las zonas rurales y se informaba a las poblaciones alejadas, y si de indígenas, cómo debía de llevarse a cabo la reproducción y también la higiene. Este simple hecho en México hizo que el indígena siguiera estando relegado en las zonas más alejadas y pobres del país.
Con la formación de la Sociedad Mexicana de Eugenesia inaugurada para 1920, fue cuando se empezó a influir en el ámbito médico, como en otras partes del mundo aunque en menor escala si lo comparamos con uno de los ejemplos que menciona Sandel y es que en Estados Unidos, donde por motivos eugenésicos para 1907 en el estado de Indiana se llevó a cabo la esterilización de pacientes de psiquiátricos y se estima que fueron 29 los estados que tomaron estas medidas donde más de 60,000 estadounidenses fueron esterilizados forzosamente. 15
Este tipo de medidas no solo fueron puestas en acción en Estados Unidos y, de manera poco sorprendente, nos encontramos con la Alemania Nazi donde “se apropiaron de la eugenesia y la higiene racial como justificación objetiva de sus propósitos políticos, en lo que algún autor ha denominado «biopolítica».16 Esta ley que se promulgó el 14 de junio de 1933 fue aclamada por los estadounidenses en su época, lo cual resulta irónico debido a dónde los llevó después la guerra y hacia donde tuvieron que redirigir su discurso.
Ellos a diferencia de los mexicanos no tuvieron la necesidad de disfrazar este discurso de pureza racial como se hizo aquí ya que, debido al mestizaje, lo que quería lograrse era llegar a mezclar todas las razas posibles hasta que no existiera ninguna raza sobre otra más que la raza mestiza. Lo que de algún modo cumplía con el ideal de eliminar las desigualdades sociales. En cambio, los demás países, en especial los germanos y anglosajones están todavía apegados a su ideal de pureza de la raza. Quizá después de la Segunda Guerra Mundial fue necesario disfrazar su discurso debido a los hechos ocurridos en Auschwitz y Treblinka, pero en México siempre ha permanecido disfrazado y por ello creemos que tenemos una ventaja sobre el anglosajón, cuando ciertamente participamos del mismo principio eugenésico que nos mostraba ya Vasconcelos en La raza cósmica.
“Aun cuando los biotipólogos adujeron sus técnicas para la categorización de los individuos y la imposición del orden social estaban basadas en el rechazo de las teorías de la superioridad racial, las etiquetas relativas a medicina imparciales y objetivas que inventaron estuvieron en buena medida tan cargadas de contradicciones y tensiones como la mestizo filia de las décadas de 1920 y 1930”. 17
Como también nos lo muestra Lipschütz, la definición oficial que marca el Diccionario de Lengua Española hace suponer que el término de raza y sus caracteres diferenciales son secundarios cuando la práctica hace que pensemos lo contrario. Así, el discurso que se maneja para poder introducir los términos eugenésicos tiene miras hacia un mejoramiento de la raza, donde se da por hecho que las diversas razas existentes tienen un propósito, como lo marca Vasconcelos y es que deben de mezclarse por completo para dar origen a la raza cósmica.
La prueba de que el discurso eugenésico llega a ser tan radical como se propone en la teoría, no solo se demuestra con Auschwitz y los alemanes, tampoco con los estadounidenses, en el discurso del pensador mexicano también nos encontramos con la idea de belleza ligada a la quinta raza.
“El mundo está así lleno de fealdad a causa de nuestros vicios, nuestros prejuicios y nuestra miseria. La procreación por amor es ya un buen antecedente de progenie lozana; pero hace falta que el amor sea en sí mismo una obra de arte, y no un recurso de desesperados”. 18
Pero hay que ser honestos, este sentido estético al que acude Vasconcelos no sale precisamente de un deseo de que la raza cósmica sea partícipe del amor, sino más bien de genes bien vistos y aceptados por la sociedad.
Nunca nos explica bien cómo será esa raza estéticamente perfecta y si acaso ese grado estético implique amor entre las personas que procrean, sino que basa el amor en un recurso biológico y a la vez demasiado inorgánico.
Para ser justos, Vasconcelos al igual que Lipschütz no creen que el darwinismo sea ya una fuente confiable para hablar de genética y mucho menos de mestizaje. El mexicano lo usará a su favor para poder hablar del mestizaje de gente blanca con criollos, nunca para los indígenas; en el caso del chileno nos dice bien que el discurso biologicista siempre se ha tratado de una justificación de un pueblo conquistador para dominar al pueblo conquistado.
Si bien las reflexiones de Vasconcelos no terminan de ser del todo profundas y la influencia estética proviene de los franceses, como bien nos lo destacará Salazar Bondy en ¿Existe una filosofía en nuestra América?, donde la influencia en el ámbito político y cultural es importante, también cabe mencionar que, en el prólogo de La raza cósmica menciona teóricos franceses: “Contra esta teoría surgieron en Francia biólogos como Leclerc du Sablon y Noüy, que interpretan la evolución en forma diversa del darwinismo[…]” 19
¿Más pruebas se necesitan para comprobar la influencia europea que tuvo Vasconcelos acerca de las nuevas teorías evolucionistas? Creo que no son necesarias, sin embargo, es momento de empezar a plantearnos el verdadero reto de reflexionar no sólo alrededor de la raza cósmica, empezar a cuestionarnos el propósito como filósofos en América.
REFERENCIAS
1 Lipschütz, Alejandro. El problema racial en la conquista de América y el mestizaje., p.32.
2 Sánchez Pérez, J. Alfonso. Pigmentocracia y medios de comunicación en el México actual: la importancia de las representaciones socio-raciales y de clase en la televisión mexicana, p. 1498.
3 Aunque tenga más de cincuenta años publicado este texto.
4 Lipschütz, Alejandro. El problema racial en la conquista de América y el mestizaje., p.85.
5 Ibid., p.219.
6 Tilly, Charles. Durable Inequality, University of California Press, p. 5. / La traducción es mía.
7 Lipschütz, Alejandro. El problema racial en la conquista de América y el mestizaje., p. 237.
8 Ibid., p.289.
9 Que significa bien nacido.
10 Galton, Francis. Hereditary Genius: An Inquiry into Its Laws and Consequences (Londres: Macmillan, 1869), p.1, citado en Sandel, Contra la perfección: La ética en la era de la ingeniería genética (Barcelona: Marbot Ediciones: 2008), pp 95-96.
11 Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, p.165.
12 Vasconcelos, José. La raza cósmica, p.24.
13 Ramos, Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México., p.78.
14 Lipschütz, Alejandro. El problema racial en la conquista de América y el mestizaje, p.71.
15 Sandel, M. Contra la perfección: La ética en la era de la ingeniería genética., p. 99.
16 Villarejo Galende, A. y Camacho Salas, A. Los neurocientíficos en el Tercer Reich, p. 89.
17 Stern, Alexandra. Mestizofilia, Biotipología y Eugenesia., p.79.
18 Vasconcelos, José. La raza cósmica, p.23.
19 Ibid., p.1. / cabe mencionar que la edición encontrada en internet tiene adjunto el prólogo con correcciones hechas en 1948, de ahí la inclusión de Leclerc al texto.
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